Actualmente, España es un estado aconfesional. Lo que quedó especificado claramente en el momento de redactar la Constitución española, fruto de la Transición, y que ha ganado fuerza en los últimos años. Pero es inevitable echar la vista al poso cultural que dejó la religión católica en el país durante casi 20 siglos de Historia.
Así, cuando llegan fechas de marcado valor religioso, es inevitable ver cómo las tradiciones típicas cristianas salen a la calle y siguen recibiendo la aprobación de un número elevado de población. Para muchos, son actos introducidos en sus creencias católicas. Para tantos otros, es una manifestación de un marcado interés cultural o folclórico, que les da información sobre la vida social de esa zona.
En España, sin tener en cuenta las fiestas tradicionales como la Navidad, hay una manifestación religiosa fuertemente arraigada: el Camino de Santiago. Y precisamente en Semana Santa es cuando mucha gente se lanza a esta aventura.
Si hablas con cualquier persona que haya realizado alguna de las etapas de este camino de origen católico, en seguida te transmitirá una emoción profunda vivida a través de esta experiencia.
El camino se puede iniciar en el punto geográfico que más apetezca, y se puede ir completando por tramos durante el tiempo que cada uno quiera tomarse.
También se puede repartir durante diferentes años.
Y, cuando entiendes que el objetivo no es tanto completar el camino, como introducirse en él, es cuando comienzas a entender la marcada profundidad que encierra.
Hagas la parte que hagas de esta ruta, vivirás metáforas de la vida misma. Habrá momentos en los que irás solo, otros en los que la compañía será abundante. Habrá cenas en los albergues que te acercarán a miradas con la misma ilusión que tú tienes en ese momento. Habrá quien aparecerá después de haberlo perdido de vista, y habrá gente a la que jamás volverás a ver. Con unos conectarás y con otros no.
Y, ahora en Semana Santa, cuando las temperaturas empiezan a subir en esta zona del norte español con la llegada de la primavera, el Camino de Santiago comienza a estar cada vez más plagado de pasos. Hasta el punto de que la experiencia religiosa acaba tomando tintes vitales que marcan un antes y un después en la gente que forma parte de él.
Además, la realización del Camino de Santiago se ha ido facilitando cada vez más. Especialmente, en el transporte del equipaje. Hoy en día, pocos caminantes llevan consigo su mochila. Hay furgonetas específicas que, por un módico precio (unos 2 ó 3 euros), transportarán tu mochila hasta el próximo albergue. Hay incluso gente que, prefiriendo ir a su aire, y teniendo más presupuesto, carga sus equipajes en un taxi, para que los lleve al hotel de esa noche.
Sea como sea, lo más bello es que cada uno puede organizarse a su libre criterio.
Sea cual sea tu elección, la experiencia cambiará algo de tu interior para siempre.
Un comentario de “El Camino de Santiago en Semana Santa”
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