Capítulo 48: San Juan de Gaztelugatxe y el turismo de experiencias

mirador

En España tenemos lugares que no necesitan de ningún artificio para hacerte viajar al pasado o a mundos totalmente alejados del urbanismo de hoy en día


En nuestra colonia buscamos que vivas experiencias viajeras o radiofónicas que te aporten sensaciones diferentes a las que vives en tu día a día. Te lo contábamos en el capítulo 23, subido a iVoox el 27 de junio de 2021.

Y lo cierto es que en los últimos 10 años este tipo de opciones se han ido promoviendo cada vez más en España.

Viajar ya no es sólo visitar un lugar, sino que se trata cada vez más de ofrecerte sensaciones diferentes, algo para lo que no es necesario que te muevas a un lugar en particular, sino donde puedan ofrecerte algo más a allá del simple acto de viajar o turistear.

Ya la RAE indica que el turismo es «la actividad o el hecho de viajar por placer». Pero el turismo de experiencias riza más el rizo, como si esto no fuera suficiente, y pasa al siguiente nivel.

Esto es también cuestionable y ahí muchos nos planteamos la pureza del propio acto de viajar si en muchos casos ya no se trata de conocer otros estilos de vida, sino que se trata en muchas ocasiones de encontrar algo que tampoco tiene mucho que ver con esto.

Dentro del criterio que defendemos desde Marte, abogaremos siempre por un turismo que trabaje por conseguir una economía sostenible en la zona en cuestión, promoviendo sus valores sociales, históricos y culturales, así como el uso de productos locales. Justo lo contrario a cualquier tipo de artificialidad, que en demasiadas ocasiones surge con el turismo de experiencias.

Así que lo que se salga de esto ya va a gusto del consumidor, pero me permitirás que defienda la idea de que eso no es realmente turismo. Que te monten un parque de atracciones perdido en medio de algún lugar, sin ningún vínculo con lo que esa zona tiene que ofrecerte, como puede ser una ruta vinícola, para mí nunca será turismo.

Porque en España tenemos lugares que no necesitan de ningún artificio para hacerte viajar al pasado o a mundos totalmente alejados del urbanismo de hoy en día.

Y justo por ese motivo en ocasiones nos hemos convertido en un estupendo reclamo para la producción de series o de películas que buscan ambientaciones un poco especiales y de las que nosotros no siempre somos conscientes.

Rutas de cine

Esto ha derivado en rutas cinematográficas a lo largo de toda la península, buscando revivir escenas que hoy en día ya son míticas, con Charlton Heston y Sofía Loren en El Cid por Burgos o Peñíscola o la serie Juego de Tronos por diversos puntos de España.

Así que en este capítulo te invito a que nos acompañes hasta un lugar que parece sacado de un cuento de hadas: el islote de Gaztelugache…

Y es que si buscas un turismo de experiencias que te ofrezca algo real tienes este islote de la localidad vizcaína de Bermeo, unido al continente por un puente de dos arcos.

Al fondo, justo en la parte más superior, te encontrarás con la ermita dedicada a San Juan, datada en el siglo X, con algunos descubrimientos datados en el siglo IX.

Cuando lo divisas en la distancia es como si te encontraras en una burbuja en la que el tiempo no ha pasado. Como si de repente hubieras entrado en otra dimensión.

¿Qué mejor experiencia que esta?

Antes de que estuviera este templo, cuentan las crónicas que había un castillo adscrito al Reino de Navarra y que fue asediado por tropas castellanas. Con lo que esta ermita se edificó sobre los restos de un castillo adscrito al Reino de Navarra y que fue asediado, sin ser tomado, por las tropas castellanas.

Junto con otra pequeña isla vecina, la de Aqueche, forma un biotopo actualmente protegido, que se extiende desde la localidad de Baquio hasta el cabo Machichaco en Bermeo, en el golfo de Vizcaya.

Según diversos documentos, fue pasando de una orden religiosa a otra para que se encargaran de su protección y la jurisdicción religiosa a la que pertenece hoy es la de la parroquia de San Pelayo de Baquio.

Así, en el año 1053, tenía el nombre de Sancti Johannis de Castiello (San Juan del Castillo), bajo la protección de los monjes del Monasterio de San Juan de la Peña en Jaca. Recibe este nombre porque se dedicó a la Degollación de San Juan, en contra de lo que algunos piensan, que le otorgan un origen templario. Al parecer, esto es imposible porque la orden del temple se creó en 1119, y ya hay documentos que acreditan la existencia de esta pequeña iglesia casi 70 años antes. De hecho, tanto en la explanada como dentro de la ermita, hay enterramientos medievales entre el siglo IX y el XII.

En 1162, la ermita figura como Sanctus lohannes de Penna (San Juan de la Peña), cuando el conde López de Nájera y de Vizcaya se la donó a la Orden Premonstratense.

Quienes sí que dejaron aquí su impronta fueron los corsarios de manos de Francis Drake, quienes la quemaron y la saquearon en el año 1593, y un año más tarde, en 1594, los herejes hugonotes de La Rochelle asesinaron al ermitaño que la cuidaba despeñándolo por el acantilado. (Hay estudios recientes que afirman que Francis Drake nunca la atacó. En concreto, el historiador Alberto Santana asegura que es una leyenda de invención reciente.)

Fue uno de los lugares en donde se enfrentaron el rey Alfonso XI de Castilla y el señor de Vizcaya Juan Núñez de Lara en 1334, señor consorte de Vizcaya, quien aguantó estoicamente los ataques durante un mes.

También la asaltaron tropas inglesas en el siglo XVIII, en la guerra civil se enfrentaron aquí la marina republicana contra la sublevada.

Además ha sufrido varios incendios a lo largo de su historia. El último el 10 de noviembre de 1978, siendo reabierta el 25 de junio de 1980.

Historia

Ahora que conoces un poco más esta ermita en lo alto de aquel islote visualiza:

Nos encontramos en plena Edad Media, en un emplazamiento totalmente agreste rodeado por el mar, que no deja de erosionar la roca y las calizas de arrecife, lo que da lugar a la aparición de túneles, arcos y cuevas, tallados de manera natural sobre la roca.

En algunas de las cuevas de este peñón las crónicas aseguran que la inquisición encerraba a los acusados de brujería.

Y frente a ti, aparece un tramo de costa con las olas rompiendo sobre este islote, en el que se divisa en las alturas una pequeña ermita consagrada a San Juan que sirve como refugio para protegerse de los fuertes vientos y poder observar el horizonte del mar en lontananza, acompañados por el aleteo de las aves acuáticas que se dejan caer por el lugar.

Y el acceso no se queda corto. Tal vez sea lo más espectacular de todo este lugar. Por si no has llegado a verlo, para poder acceder, desde la Edad Media, hace más de 1.000 años, y hoy sigue siendo así, hay que cruzar un estrecho camino formado por un puente de piedra formado por 241 escalones y sus pertinentes estaciones del Viacrucis.

Los huecos que se forman debajo de estos escalones se conocen como las huellas de San Juan, y la leyenda asegura que tienen diferentes poderes curativos. Si quieres probarlo para curar las heridas de tus pies, tendrás que introducirlos en estos espacios a la espera de que surtan efecto.

Otros dejan como ofrenda sus sombreros, pañuelos o chapelas con la esperanza de que les curen los dolores de cabeza.

Según vayas ascendiendo, las vistas son por momentos cada vez más espectaculares, pasando por encima de túneles, arcos y playas de piedra que hoy visitan también muchos buceadores.

En estos acantilados, rodeados de vegetación, además de fondos rocosos, hay praderas de algas, por las que pasan lubinas, fanecas, congrios o chicharros, y hasta erizos, pulpos, nécoras y centollos, acompañados por percebes pegados a la roca.

Por el mar también se mueven los pescadores de la zona con sus barcos, que cumplen con la costumbre de dar varios giros a babor y estribor para que el santo les de suerte en su navegación.

Si hoy en día deseas revivir la aventura de acceder a este lugar, encontrarás el islote de Gaztelugatxe en el término de Bermeo, donde han instalado un acceso controlado y gratuito.

Aquí te cuento mucho más.

8 curiosidades más

Ahí van 8 curiosidades más de San Juan de Gaztelugatxe:

– El nombre de Gaztelugatxe significa castillo o fortaleza difícil y la diputación foral de Vizcaya lo ha definido como la “fortaleza de piedra contra el oleaje”.

– Aunque hoy tiene 241 escalones parece que antiguamente había casi el doble, 450, construidos además de un modo más irregular, con lo que la subida era bastante más accidentada.

– Las leyendas del lugar aseguran que Juan Bautista subió el puente en tres saltos, dejando además su huella en los escalones.

– Cuando llegues arriba deberás tocar la campana un total de 3 veces para que tu deseo se cumpla al tiempo que tiras de la dura cuerda.

– En Bermeo, localidad a la que está adscrito este emplazamiento, celebran las Fiestas de San Juan subiendo en romería la mañana del 23 de junio con sus misas vespertinas en lo alto del islote.

– Y si la ermita tiene 1.000 años, justo debajo de ella hay sedimentos y fósiles con más de 60 millones de años, lo que le ha dado el nombre popular de El Libro de la Tierra por los originales pliegues de roca del lugar.

– Gaztelugatxe es Biotopo Protegido en 1998 para proteger sus aves, y está integrada en la Red Natura 2000 siendo Zona Especial de Coservación (ZEC) y Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA).

– Y por favor, cuando accedas no te lleves un trozo de piedra del puente, como ha venido sucediendo en los últimos años. Colaboremos entre todos a conservar en condiciones un lugar que es el legado de siglos de Historia.


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