Dónde comer en Burgos

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Toda la Ribera del Duero, además de ser tierra de buenos vinos, siempre ha destacado por su turismo gastronómico gracias a sus carnes, especialmente el lechazo.

Yo aquí me voy a centrar en otro tipo de gastronomía por dos motivos. Primero porque cada vez busco menos este tipo de platos y, segundo, porque sólo para hablar de ese tema podría dedicar varias entradas. Además, esas especialidades son más típicas de un turismo rural que pide salir a los pueblos de la provincia y ese no es el objetivo en esta ocasión.

Burgos es una ciudad con una vida social muy activa, que se desarrolla en gran parte de local en local. Teniendo en cuenta que las temperaturas suelen ser frescas durante todo el año, tiene sentido que la gente confraternice mucho entre tapa y tapa y algún buen vino o una caña.

Así que, a pesar de no ser una ciudad demasiado grande, el número de locales es elevado. Y eso que no estoy teniendo en cuenta zonas de los extremos ampliamente pobladas, como Gamonal, sino que me estoy centrando en el casco antiguo, donde se reparten las dos zonas más activas en cuanto a locales se refiere. Estas son, desde hace varias generaciones, las Llanas y la calle San Juan. Hay otras calles o ubicaciones donde también podrás respirar ese aire burgalés, pero estas dos son las más célebres y te permitirán quedarte por toda la parte antigua.

Una vez tengas localizadas estas calles, verás que todo el centro de Burgos es muy asequible para poder moverte andando a cada sitio. Los locales que te propongo están muy cerca entre ellos, de manera que podrás moverte de uno a otro mientras bajas la última toma.

1. El Morito

Ir a Burgos y no pisar la cervecería El Morito es como si no hubieras estado nunca en esta ciudad. A escasos metros de la catedral, este local se ha convertido en uno de los más aclamados y recomendados.

Su carta ha ido renovándose estos años, pero yo me quedo con lo más típico: el pincho de morcilla, la alpargata o unos buenos huevos con chorizo. Sin olvidarnos de las bravas, que hace 20 años picaban mucho más que ahora, aunque siguen sin perder su esencia.

Teniendo en cuenta que lo más típico en Burgos es tapear de pie, si quieres sentarte te aconsejo que llegues no más tarde de las 13.30 para comer, o sobre las 20 horas para cenar.

A mí me gusta estar en la planta baja, pero también tienes mesas más cómodas en la planta superior, que también se llena muy rápidamente.

No sirven ni cafés ni postres.

Si dejas propina tocan la campana.

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Vistas desde el Morito de Burgos

2. Vermutería Victoria

Otro sitio muy cercano y más chic es la Vermutería Victoria, muy popular por su celebrada tradición: a las 22 horas apagan las luces y TODO el mundo canta el himno a Burgos, sonando la pieza de fondo. No es un acto de ningún cariz político. Simplemente se trata de gente contenta de pertenecer a esta tierra y para quien el himno es algo que lo remarca y que representa el orgullo de su municipio.

En cuanto a la parte gastronómica, los vermús y los pintxos son la especialidad de la casa. Yo aquí aconsejo quedarse saboreando más de una opción, porque además el ambiente es muy agradable y te invita a no tener prisa por marcharte.

3. El Polvorilla – Reabierto recientemente

La plaza la Libertad, más conocida como la plaza del Cordón, es un lugar de paso entre la zona antigua y una de las avenidas más concurridas de la localidad. Conecta además con la paralela a la calle San Juan, con lo que será inevitable que acabes pasando por aquí.

El Polvorilla es un restaurante abierto en los años 30 del siglo pasado y que sigue conservando la esencia de platos hechos con productos de la tierra. Aquí podrás tomar desayuno, almuerzo, cena y café. Yo me quedo, sin duda, con sus tapas acompañadas de un buen Ribera, porque tienen un trabajo concienzudo y la carta de vinos está elegida con mucho tino.

De aquí nos movemos al Espolón, donde encontraremos el siguiente establecimiento.

4. Café Ibáñez

Últimamente me he movido aquí siempre para tomarme el café o la infusión después de la comida. El trato es siempre muy agradable y el local me transmite un ambiente especialmente sereno. Justo lo que busco cuando he llegado a la mitad del día y busco algo de relax.

El Café Ibáñez tiene entre sus fuertes la ubicación, y es que está en el centro del paseo del Espolón, lugar de paso de toda la sociedad burgalesa, y donde siempre es agradable pararse para tomar algo calentito.

No te quedes sin probar su chocolate con churros. El fuerte de la casa.

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Ración de tarta del café Ibáñez de Burgos

5. Café España

El Café España es otro imprescindible si quieres empaparte del ambiente de la ciudad, perfecto para desayunar o para la última toma del día.

Fue abierto hace casi 100 años, en 1921, y siempre ha sido adalid de la cultura burgalesa, acogiendo desde sus primeros tiempos a los artistas más reconocidos de la localidad. Hoy en día es una maravilla poder seguir disfrutando de su terraza exterior cuando el tiempo lo permite o de su extensa programación cultural.

Si te acercas a desayunar o merendar te deleitarán con alguna de sus tartas y un buen café. Por la noche son famosos sus gin tonics acompañados de buen jazz de fondo.

Todo su interior se conserva como si el tiempo no hubiera pasado, algo que le da una calidez especial.

6. Casa Ojeda

Si eres de los que optan por llevarse de recuerdo la gastronomía del lugar, la Casa Ojeda, con la entrada principal en la calle Vitoria, es una de las mejores opciones para llevarte el dulce más aclamado de la localidad. En cuanto entres verás la parte destinada a pastelería y al fondo encontrarás las mesas.

Si optas por comer en su restaurante, aquí vas a tener que preparar el bolsillo. Es uno de los establecimientos más caros de Burgos, aunque, sin duda, vale la pena probar sus platos. Sus más de 100 años -fue fundado en 1912-, los han situado como expertos en platos castellanos, donde predominan la carne y las legumbres.

Aquí podrás comer cordero lechal en pleno centro de la ciudad si te has quedado con las ganas.

EXTRAS

 Para acabar, me he reservado una recomendación vinatera, con uno de los vinos que más están despuntando en la D.O. de Ribera del Duero: Dominio Basconcillos. Es una bodega familiar, en la que cuidan todos los detalles y actualmente se están promocionando en el extranjero.

Sus precios no son los más bajos, pero a  veces vale la pena apostar por la calidad y quedarse con un buen sabor de boca. Nunca mejor dicho. Tienes su web aquí.

Aquí te cuento qué no te puedes perder un fin de semana en Burgos.

Me puedes escuchar hablando de Burgos en A vivir, que son dos días aquí abajo:

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