Eso es para mí Lisboa. Y, entonces, al pensarlo muy seriamente, llego a la conclusión de que no me dejé visitar por ella. Me perdí los fados a la luz de la noche. Y eso, tienes que reconocerlo, es imperdonable.
Así que, antes de encender las luces de estas estrellas, dejo escrito más abajo un objetivo plausible. Por si quiere acompañarnos al despertar.
Objetivo de la noche: Volver a desembarcar en calles lisboetas las ilusiones que me gritan que vuelva.