Capítulo 31: Viajando de isla en isla

Barcas junto al puerto

Te invito a que recorras conmigo algunas lecturas imprescindibles en las que la isla es a menudo el personaje central


Buscando terrenos bonitos para esta segunda temporada del podcast me di cuenta de que aún no te había hablado de mi fascinación por las islas. De clima frío o tropical. Grandes o pequeñas. Con naturaleza salvaje o llenas de piedras.

Decía el poeta australiano Nicholas Hasluck que “las islas que nunca existieron han logrado, a pesar de todo, ganar un lugar en los mapas”. 

Y es cierto. La mayoría de las veces la isla pasa a ser el personaje central del relato. Así que como en el canal de podcasts me encanta que viajes conmigo a través de la literatura, te propongo que me acompañes en el recorrido por algunas lecturas imprescindibles en las que la isla es a menudo el personaje central:

1. Si tienes energía para leer una obra antigua, en el año 1516 Thomas Moore escribió Utopía. Eran tiempos de grandes viajes en los que se descubrían nuevos territorios, y Moore creó una isla en la que desaparecían los vicios del viejo continente. Pura utopía.

2. Shakespare también habló de islas en 1623 en La Tempestad, con la isla de Calibán. Una idílica isla tropical, inspirada muy probablemente en las Bermudas, y donde el dramaturgo inglés contaba historias de venganzas, esclavismo y magia, ambientado todo en una naturaleza de lo más salvaje.

3. Robinson Crusoe, de Daniel Defoe, naufraga y se encuentra con una civilización perdida, donde hay caníbales, piratas y un entorno idílico, donde construye su espacio al estilo de los colonos británicos de aquellos años. Fecha de la primera edición: 1719.

4. El Conde de Montecristo, de Alejandro Dumas, editado en 1846. Colocó parte de su trama en esta isla del archipiélago de Toscana, conocida por el tesoro que unos monjes habían escondido en él. 

5. Isla Mocha, de Moby Dick. Para construir esta historia, Herman Melville se inspiró en 1851 en un artículo sobre Mocha Dick, una ballena gigante que se vio por esta isla chilena a principios del siglo XIX.

6. En 1862 en Los Miserables tienes la isla británica de Guernsery, frente a la Normandía francesa, donde Víctor Hugo escribió su colosal obra en el exilio. 

7. En La isla del tesoro (1871) de Stevenson el pirata John Silver vuelve a la isla Norman, donde hay un tesoro enterrado. Suma esto a su pata de palo resonando por la cubierta de la Hispaniola y ya tienes una historia de piratas al más puro estilo de Piratas del Caribe.

8. Más tarde llegaría Julio Verne y La isla misteriosa (en 1874), donde llegan en globo, y donde un ingeniero consigue hazañas como forjar acero, fundir vidrio o incluso cultivar trigo o hacer nitroglicerina.

9. Robert Louis Stevenson construyó en 1883 en La isla del tesoro un universo en el que los piratas y las islas llegaron para quedarse, con tesoros escondidos que hay que descubrir y paisajes que luego Hollywood y el mundo del cine en general replicarían desde el principio de sus tiempos.

10. Wells y La isla del Dr. Moreau (1896) nos cuentan cómo un científico loco trata de convertir a animales en hombres a través de cirugías, con el objetivo de acelerar el proceso evolutivo de Darwin.

11. William Golding escribió en 1952 El señor de las moscas, donde un grupo de chicos británicos de edades entre los seis y los doce años se estrellan en una isla del Pacífico. Ellos solos conseguirán reproducir su propia sociedad con sus normas, lo que acabará degenerando en una distopía llena de crueldad y violencia.

12. En una fecha mucho más cercana, en 1962, Aldous Huxley escribe la novela La isla, donde Pala es un paraíso en el que se conjugan la ciencia y la religión a la búsqueda de verdades espirituales.

13. También en la mitología celta surgió Ávalon, una de las primeras islas mágicas de la literatura y que contribuyó en gran parte a dar forma a las leyendas artúricas de aquellos tiempos. 

Imagina esos mundos de hadas, con su pertinente reina, donde Morgana llevó al Rey Arturo moribundo. Hoy en día se cree que las islas que inspiraron esta isla pudieron ser Glastonbury, Cumberland o Mallorca.

14. Pero yo me quedo con una que no siempre se menciona en los análisis del papel de las islas en la literatura y que ya me marcó de alguna manera cuando la estudié en 3º de BUP: la Ínsula Barataria de Don Quijote de la Mancha.

Con ella Cervantes, en unos tiempos en los que la literatura huía de las aventuras de cruzados y caballeros andantes, creó la utopía de Sancho Panza: ser gobernador en ese pequeño trozo de tierra.

Con este objetivo en la mollera, serán objeto de burlas y chanzas por parte de los duques a los que acompañan y veremos cómo las utopías de antaño comenzaban a abrir camino a las distopías, tan frecuentes en la ficción de hoy en día.  

Lo sucedido en esta ínsula se enmarca en el conjunto de aventuras que Don Quijote y su escudero corren con los duques, pareja representante de la nobleza española de la época, que les gasta innumerables bromas a nuestros protagonistas.

Y ahora parece que sea el momento de otros tipos de islas. 

Nuestra realidad social anda tan convulsa que hay un totum revolutum de tipos de islas, pero que se podrían dividir en dos tipos antagónicos:

Misteriosas en la ficción. Como la célebre Lost/Perdidos, donde la isla era el gran personaje de la trama. Parece que la realidad alternativa queda encerrada, rodeada de mar. Un muro geográfico imposible de cruzar por sí solo.
– E idílicas, por lo general, en el sector del turismo, y que pudimos observar de una manera un tanto histriónica con el caso de Marlon Brando y su isla al noroeste de Tahití, y que adquirió en 1966. Actualmente la regenta su hijo, quien ha abierto un complejo turístico de lujo, sólo al alcance de los más ricos.

islas cies
Llegando a las Islas Cíes con el ferry

Las Islas Cíes en Galicia y la isla de Tabarca en Alicante

En este podcast (que lo tienes completo más abajo) te invito a visitar las Islas Cíes y Tabarca. Ambas son islas pequeñas a las que no les solemos dar tanta visibilidad como a otros lugares y que para mí son idílicas en cuanto que me ofrecen esa desconexión que buscamos hoy en día cuando pensamos en irnos a una isla. 

Sitios pequeños en los que sentirse arropado y a salvo de tanto conflicto social, sanitario y político.

Y es que hemos desgastado tanto el concepto de paz y desconexión asociado a complejos como los que tenemos en el Caribe que muchas veces nos olvidamos de que aquí también podemos descubrir lugares con el mismo encanto.

Dos islas muy diferentes

– Las Islas Cíes son un parque natural por ellas mismas, mientras que Tabarca es árida y llena de calas rocosas. 

– Las islas Cíes tienen como único alojamiento un camping, y el número de personas que entran cada día en la isla está controlado por la Xunta de Galicia, a quien tienes que avisar con previsión a través de la web oficialNo tiene una gran gastronomía, pero en cambio podrás disfrutar de una naturaleza espectacular que ni en el Caribe. Por algo la revista Forbes la ha catalogado durante varios años seguidos como la mejor playa del mundo.

– En Tabarca no hay camping, pero sí casas típicas arregladas como hostales dentro del pueblo valenciano que hay en la isla, y donde hay unas 50 personas censadas todo el año. No tienen parque natural, pero la gastronomía en cambio es de primera calidad, lo que atrae a multitud de gente en las épocas fuertes, y que pasan el día en la isla entre las calas y los restaurantes.

Son dos conceptos de isla y de gestión totalmente diferente, pero cualquiera de las dos opciones es un lujo dentro de España para dar con esa sensación de seguridad y de desconexión que no siempre encontramos en tierra firme o en mesetas.


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