Cada vez tengo más claro que hay dos tipos de viajeros muy diferenciados: los que elijen un destino sin tener muy claro por qué y los que se sienten vinculados a ese sitio por algún motivo en especial.
Puede ser desde un concierto en Londres hasta un festival cultural en Italia, un musical en New York o un partido de fútbol en Lisboa. Puede ser una antigua historia familiar que nunca nos acabaron de contar, una amistad en la otra punta del mundo o un antigua relación con la que no hemos acabado de cerrar heridas.
Sea el motivo que sea, te aseguro que este tipo de viajes son los que acabarán marcando un antes y un después en tu cuaderno de bitácora.
El objetivo del viajero siempre ha sido sentirse vinculado a otros rincones del mundo a través de las vivencias personales que puedan ir aportando esas salidas. Enriquecer su crecimiento personal.
Un viaje no consiste sólo en desconectar de la rutina diaria, que también, sino crecer todo lo posible a través de esas experiencias fuera de casa.
Así que, si estás organizando una salida y no te decides, una buena opción para elegir destino es mirar en la agenda cultural de los sitios que te apetece visitar y dejarte llevar por esos eventos a los que siempre te ha apetecido asistir pero para los que nunca has encontrado el momento.
También puedes visitar a parientes, amigos o colegas a los que hace tiempo que no ves y que cada año por Navidad te siguen recordando que esperan tu visita; o volver a aquel destino que te marcó hace años y del que hoy sólo recuerdas retazos.
3 comentarios de “Viajar con un porqué”
¡Qué bueno es leer a alguien que siente lo mismo que yo sobre los viajes! Me encantó esta entrada. Gracias 🙂
Muy bueno! Gracias por compartirlo…