Siempre pensé que me quedaría enamorada de Edimburgo en cuanto pisara esta ciudad, pero la sorpresa de este viaje llegó cuando nos detuvimos en Glasgow
Esperaba emocionarme con Edimburgo y volví enamorada de Glasgow.
A lo mejor fue porque pasamos sólo dos días escasos en la primera ciudad y fue todo demasiado rápido. En cambio, al llegar a Glasgow nos encontrábamos al final de un Gran Hermano, en el que todos éramos amigos forever y donde las emociones estaban en su máximo esplendor.
Y es que Edimburgo es, inevitablemente, la capital y la ciudad estrella de Escocia, pero Glasgow es un universo ecléctico de gente de mil lugares y mil estilos, y de una cultura vanguardista muy británica y llena de color. De ahí el lema de la ciudad: ‘People make Glasgow‘, que significa algo así como ‘Glasgow lo hace su gente’, y que es una realidad palpable en todos sus rincones.

Como creo que las dos ciudades tienen sus puntos fuertes muy diferenciados, te los voy a destacar aquí para que, si te acercas con poco tiempo a alguna de las dos, vayas a tiro hecho y no te dejes sus imprescindibles:
Lo que más me gustó de Edimburgo
1. Aquí le dedico una entrada a la preciosa abadía de Holyrood, en el palacio del mismo nombre. Cuando llegues percibirás esa relación tan especial que tienen los británicos con sus cementerios. Aprovecha para desconectar en este espacio rodeado de jardines y ruinas de color gris.
2. Otro imprescindible son los close, repartidos por toda su Royal Mile, y que son, básicamente, callejones antiguos que llevan a patios interiores con mucho encanto. Déjate invadir por su urbanismo medieval de estilo británico.
3. La Ciudad Vieja –Old Town-, su parte más histórica, es perfecta para descubrirla paseando. Déjate perder por sus calles y callejones. Este punto está directamente relacionado con el siguiente.
4. Aprovecha para descubrir sus locales de estilo british huyendo de sus calles más turísticas. Déjate perder por las calles más escondidas. Descubrirás que los escoceses tienen un carácter muy andaluz.
5. No te pierdas el Kelvingrove Art Gallery & Museum, en el que se expone el Cristo de Dalí. La catedral es también realmente bonita.

Lo que más me gustó de Glasgow
¿Por qué Glasgow fue tan especial para mí? Ahí van sus cinco puntos IM-PRES-CIN-DI-BLES:
1. La ciudad de Glasgow es perfecta si quieres practicar foto de calle. Descubrirás que puedes ir libremente con tu cámara y que la gente no se siente molesta con ella. Al contrario, en muchas ocasiones posarán para ti.
2. Y es que el lema de ‘People make Glasgow’ es totalmente cierto. Siempre me habían dicho que era una ciudad industrial, carente de encanto, y, en realidad, lo que yo percibí fue una ciudad con muchísima vida social, alimentada por su ambiente universitario. Glasgow es color, cultura, música y mucho buen rollo.
3. Entre los monumentos que no te puedes perder, destaco SÍ O SÍ su preciosa catedral, con su cementerio extendido en la parte trasera. Tampoco te pierdas su universidad, en la que puedes ver hasta parejas de novios con su sesión de fotos de boda. Aquí tienes la entrada que le dedico a su catedral.
4. Sus calles me encantaron porque tenían una mezcla de las subidas y bajadas de San Francisco y mucho urbanismo victoriano. Era una combinación ecléctica que cuadraba perfectamente y hacía realmente agradable pasear por todo el centro.
5. Si te gusta salir de marcha, también destaca su ambiente nocturno. La calle Ashton Lane -realmente pequeña para todo el ambiente que genera- es la más mítica para no perderte sus juergas.

Si aún no tienes claro por qué ciudad decantarte, estoy preparando una entrada dedicada a cada una de ellas.
También tienes aquí una entrada destinada a la gastronomía local escocesa, que me sorprendió MUY gratamente.
¿Qué ciudad te gustó más a ti?
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